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Habilidades que todo docente debería potenciar en el aula
1.
Escucha
empática. Saber escuchar. Consiste en escuchar a tus alumnos con y
desde el corazón. Como docente debes esforzarte por escuchar a tus alumnos, por
acompañar a tus alumnos y, sobre todo, hacerles ver que lo que están diciendo
te importa, te importa de verdad, te importa de corazón.
2.
Estímulo. Un
docente debe ser capaz de generar las mejores preguntas para obtener las
mejores respuestas. Un profesor que inspira es aquel que es capaz de hacer que
sus propios alumnos aprendan por sí mismos. Ese es el verdadero estímulo que
debes potenciar en el aula con tus alumnos.
3.
Comunicación. La
comunicación debe ser sinónimo de enseñanza. Hay una clara diferencia entre
explicar y enseñar. La diferencia es significativa, porque mediante la
explicación sólo transmites conocimientos de forma unidireccional, mientras que
la enseñanza lo que provocas es la utilidad de los aprendizajes, el
autoaprendizaje, la interacción mediante el diálogo con tus alumnos.
4.
Valentía. Enseñar
es un acto de valentía y determinación. La valentía es una cualidad que debes
potenciar en el aula porque es una clara apuesta por la coherencia y la
honestidad en tu trabajo. Se es valiente cuando se sabe exactamente qué y cómo
enseñar. Y la valentía lo que propicia es una mayor seguridad en ti mismo que
luego se trasladó a los conocimientos que trasmites a tus alumnos.
5.
Humor. Creo que
el humor es una herramienta extraordinaria eficaz para el aprendizaje porque
cohesiona un grupo, genera pausas en la transmisión de contenidos, rebaja la
tensión en un grupo y ayuda a crear un clima más favorable para el trabajo que
se desarrolla en una sección lectiva. El humor, la risa, la carcajada son
cualidades que generan magníficos resultados a la hora de gestionar una crisis
en el aula, ya que puedes recurrir a ellas y recuperarlas para gestionar un
conflicto.
6.
Generosidad. La
profesión del docente es la profesión capaz de generar otras profesiones. La
docencia es una de las profesiones más generosas que existen porque das sin
esperar nada a cambio. Lo que debes evitar en esta profesión es el
egocentrismo, porque el egocentrismo sólo te aleja de tus compañeros y de tus
alumnos.
7.
Determinación. Es un
término que creo que transmite acción, que transmite decisión.
8.
Responsabilidad. Enseñar
es por encima de todo un acto de responsabilidad y aunque la responsabilidad no
está exenta de crítica, esta crítica a veces puede convertirse en algo tóxico,
es decir, la auto crítica desaparece y sólo haces críticas de lo que te rodea,
de tus compañeros, de tus alumnos, de tu centro, del sistema. Sin darte cuenta
te convierte en un docente tóxico.
9.
Modestia. Si algo
detesto de un docente es la arrogancia. Una arrogancia que a veces se da en
algunos compañeros de profesión. Cuando llevas muchos años en la docencia es
fácil perder la perspectiva de lo que sabes y de lo que eres capaz de aprender,
o mejor dicho, de que tus alumnos son capaces de enseñarte. Hay que entrar
todos los días en el aula con la mente abierta, hay que entrar con la
suficiente modestia como para tener la predisposición a aprender de tus alumnos.
La modestia no hace más que conectar emocionalmente con tus alumnos, porque te
permite escucharles de forma activa, y cuando un docente es capaz de escuchar
de forma activa a tus alumnos es cuando tiene toda la predisposición para
aprender de ellos.
10. Reparto de la autoridad. La
autoridad está reñida con la desconfianza. Como docentes debes hacer un
esfuerzo por delegar o, mejor dicho, por enseñar a delegar tanto en tus
compañeros como en tus alumnos. Una excelente manera de repartir la autoridad
es mediante el aprendizaje cooperativo. Mediante el aprendizaje cooperativo
enseñas a tus alumnos a aprender de ellos mismos y de sus compañeros. Cuando
repartes autoridad estás realizando un ejercicio de confianza, estás teniendo
la mano para que tus alumnos tomen la iniciativa en algo.